Willie Sugarcapps es la suma de las aptitudes de cinco experimentados músicos de sobrado talento, contrastado pedigrí y escaso e injusto éxito comercial.
Curtidos en la procelosa escena de eso que, para entendernos, llamaremos americana -y que no es más que una manera sencilla y cómoda de englobar bajo un único término todos esos estilos musicales con raigambre surgidos en los Estados Unidos a lo largo de la historia y que la banda, con sede en Alabama, domina con pasmosa solvencia-, Will Kimmbrough, Crayson Capps, Gorky Hughes y el duo Sugarcane Jane (integrado por el matrimonio formado por Savanna Lee y Anthony Crawford) registraron, en casa de estos últimos, los diez cortes que conforman este debut que destila autenticidad y clasicismo y que editaba, el pasado 2013, el sello de Brooklyn, The Royal Potato Family.

Willie Sugarcapps, antihéroes de la música americana
Este es un disco para degustar con calma. Para perderse en su riqueza instrumental. Para disfrutar de los banjos, de las mandolinas, de las armónicas, de las sugerentes percusiones, de las guitarras eléctricas apenas esbozadas, de las acústicas voraces y protagonistas, de la steel guitar precisa y enriquecedora. Un disco en el que descubrimos ecos de The Band, evidenciados en los malabarismos vocales del tema titular, taconeamos a ritmo de acústico rocanrol en «Mr. Lee» -pieza que, irremediablemente, me remite a los Stones del Let it Bleed– o nos dejamos mecer por la bella voz de Savanna Lee en la campestre y perfecta «Oh, Colorado». La cara A se cierra con «Magdalena » y «Mud Bottom», apasionadas composiciones de Capps y Kimbrough respectivamente, que emanan delicadeza y quietud.
La steel reclama protagonismo en la redonda «Energy», maravilla que abre la cara B, seguida por la reposada y sentida «Gypsy Train» y por «Poison» , puro Nueva Orleans (canción que aparecía originalmente en Stavin’ Chain, álbum que Grayson Capps publicara en 2007), con el bajo, dominante, marcando el camino, preferencia personal absoluta. «Trouble» es otro de los momentos álgidos del disco, acústicas incisivas y trabajo de orfebrería en las voces. «Up To The Sky» pone, de manera briosa, punto y final a un disco prácticamente perfecto que se encuentra, sin duda alguna, entre los imprescindibles de la cosecha del pasado año.
Blues, folk, bluegrass, country, rock. Música que sabe a tierra y sudor, a sur y tradición. Canciones desnudas y directas, cargadas de pasión y honestidad. Honestidad brutal, que decía el argentino de los pelos.
Preciosa canción ese «Energy»
Gran canción, sí. Y el resto del disco está a la altura. Saludos, compañero.