En el año 2006, con los Bad Seeds en barbecho, Nick Cave convence a Warren Ellis, Jim Sclavunos y Martyn P. Casey –todos ellos distinguidos miembros de las Malas Semillas- para poner en marcha un proyecto al que bautizan tomando parte del título de una célebre canción de Memphis Slim, «Grinder Man Blues», y que publicará su primera referencia discográfica tan solo unos meses después de su formación.
En marzo de 2007, con etiqueta Mute Records, ve la luz Grinderman, abrasivo debut en el que se adivinan ecos de The Birthday Party -oscura y combativa formación con la que Cave graba un par de discos a principios de los ochenta- al tiempo que se mantienen algunas de las constantes estilísticas de los Bad Seeds, no siendo esto último óbice para que la banda muestre voz propia y una personalidad apabullante.
La cosa va como sigue: Cave se encarga de las guitarras eléctricas y del piano. Además canta, por supuesto. Sclavunos de la batería y percusiones varias. Casey del bajo y algunas guitarras acústicas. Y Ellis se lía con violines, violas y cualquier otro cacharro con cuerdas que se tercie. Nada que no hayamos visto antes. El resultado, sin embargo, es un compendio de psicodelia guitarrera y rock esquizoide, tan excesivo como excitante, que se distancia sensiblemente de la propuesta de la banda nodriza.

Forajidos de leyenda
El arranque del disco es demoledor. La dupla formada por “Get It On” y “No Pussy Blues” hiela la sangre. Salvajismo en estado puro. Espirales de electricidad y caos, de peligro y sexo. Lo que siempre debió de ser el rocanrol. El fluir de “Electric Alice” es más sosegado, disminuye la violencia –que no la intensidad- y el disco deriva hacía parámetros sonoros más tolerables para el oído humano. Se mantiene, no obstante, cierta amenaza eléctrica que estará presente en los once temas que conforman el álbum. Temas entre las que encontramos piezas seductoras y juguetonas como “Go Tell The Women”, con falsete incluido. Medios tiempos marca de la casa, que remiten a los Bad Seeds más melancólicos, “Man In The Moon” y “When My Love Comes Down”. Blues que se arrastra por las áridas llanuras australianas, “Grinderman”. O arrebatos eléctricos que conectan con la agitación inicial en las fundamentales “Depth Charge Ethel” y “Honey Bee (Let’s Fly To Mars)”. “Love Bomb”, el cierre en forma de explosivo rock, resume en poco más de cuatro minutos la esencia primitiva y visceral de una banda que -tras publicar en 2010 Grinderman 2- dejaría de existir como tal cuatro años después de este debut.
“Eso fue todo para Grinderman, se acabó. Nos veremos dentro de diez años cuando seamos todavía más viejos y más feos”, con estas palabras Nick Cave anunciaba, al termino de su actuación en la edición de 2011 del Meredith Music Festival en Victoria (Australia), la disolución de la banda.
Candela!!